Puedo perdonarte,
puedo amarte toda tu vida
puedo esperarte, incluso aunque me
olvides.
Aunque ya no me recuerdes
y la única vez que me pensaste
fue cuando viví en tu cuerpo,
fue para matarme.
Yo quiero decirte
que siempre tuve vida;
que aunque fui una célula microscópica,
siempre estuve viva.
Esa vida que despreciaste,
que dijiste que no existía
creyéndote dueña de tu cuerpo
pediste a gritos el derecho para
matarme.
Yo quería vivir.
Es el primer instinto,
mi primer deseo como ser viviente
es luchar por mi vida;
y por ese derecho no peleás,
luchás porque el matarme sea legal.
Soy una pequeña célula viva
que ocupa tu cuerpo
y te pido que me salves.
A pesar de que me mates un millón de
veces,
te voy a amar.
Y aunque me olvides para siempre,
te voy a esperar,
porque encontré un lugar para descansar
y para amarte como nadie en tu mundo.
No soy un personaje mítico,
desgraciadamente
para mostrarte mis pensamientos.
Solo puedo esperar a que te des cuenta
que mi vida importa.