miércoles, 17 de septiembre de 2014

Vampiro

¿Por qué sonrío,
por qué estoy bien
cuando está lloviendo?

Fue el último día que el sol brilló
y que la tierra pidió agua.
Del cielo cayó el último grito pidiendo tu alma.

Y cayeron las gotas,
a coro,
regalando una canción que nunca olvidaría;
caía el agua,
el último día que vendrías.

Soplaba el viento
el último día que estarías para mi.
Fue lo que me diste más grande que la realidad,
tu cuerpo presionándome, se hizo más intenso, después de amarme.

Y fue así,
el último día fue más que un sueño,
me hiciste volar.

El último día me fui.
Olvidé que nunca más te iba a sentir,
y me perdí. Mientras te llevaste mi cordura con un beso,
guardada en tu corazón.
Me perdí la última vez que me regalaste la eternidad en un sueño,
tu inmortalidad.

Pero se fue.
Y ese era el último día que lo vi.
Mientras el viento se lo llevaba
y el cielo gritaba otros caminos, se fue.

Y hoy lloverá,
y volverás.
Cuando el viento sople mi piel,
recordarás otras vez que me amaste.

Hoy lloverá y lo recordarás por siempre.
Cuando el cielo deje caer sus gritos en sangre,
volverás.

Cuando el viento suspire en tu piel
seré yo pidiéndote a gritos
que vengas a mi.

Amarás la lluvia,
por soñarme en ella.

Hoy será el último día que te recuerde,
y será el primero para ti.

Te regalo un frío recuerdo,
y mi sangre.

Pierdo mi vida para volver a ti, siempre.

Llueve.

El cielo llora;
su vacío lo siente y le duele.


Faltamos.
Y nos recuerda llorando.

Canta tu partida,
mi partida.

Mi sangre aun luce el rojo,
de tu desesperación.
Y es tu muerte, otra vez,
no recordar el color de mis ojos,
ni verme una última vez.

Me equivoqué

Me equivoqué
con ella.
Me equivoqué con todo.

Me equivoqué
pensando en imposibles.

Me equivoqué en dudar
sobre ella
y de mi.

Fue duro y largo, difícil,
darme cuenta y aceptarlo, y aceptarme;
que me gusta una mujer.

Ahora me doy cuenta,
cambié
y me gustaba ella.
Quizá si le decía
me correspondería,
quizá me amaría.

Cuento solo dudas
y quizases,
porque me enamoré de ella.
Y me equivoqué
teniendo miedo.

Pensé que esto solo era mio, que me pasaba a mi;
que no tenía derecho a mirarla,
a tener esperanzas.
Me calle como siempre,
como la primera vez,
que lo olvidé, también.

Pero este es otro principio, otro cuento.
Me equivoqué pensándola igual a los demás.

Me equivoqué pensando
que no podría amarme,
porque sí podía amarme;
sí podía enamorarse de mi,
pero me equivoqué.