Y recién no te callabas en mi cabeza, pero ahora sí.
Y quiero que hables otra vez,
porque tengo que darle sentido a esto,
porque entonces ¿ Cómo lo llamo?
¡ Maldita sea!
Te callaste.
Me trajiste todas las tristezas de golpe,
y así me dejaste.
¿ Qué se supone tenía que hacer o debía escribir?
Ah, te fuiste.
Entonces el cuerpo de esta nota,
es hablar con un fantasma.
¡ Pero, ni siquiera!
Hablar con nadie, con nada;
¿ Y la terapia?
Yo no te lo dije.
Ah, no.
Pero entonces, seguí hablando.
Sos alguien más que habla.
¿ Soy alguien?
Soy una voz en tu cabeza,
no alguien.
Como una llamada desconocida,
no sabés cuál soy.
Y es un poco divertido.
Tenés que atender estos temas cuando llegan a tu cabeza;
cada lágrima tiene que ser llorada cuando quiere salir.
Dejás que tus penas se acumulen.
Yo no usaría la palabra penas.
¿ Por qué, no son penas acaso?
Penas vivas o muertas, igual son penas.
Y vos misma sabés que querés llorar.
¿ Pretendés guardar estás lágrimas, para siempre?
Querías que te hable,
entonces hablemos.
Yo quiero que llores,
porque yo quiero llorar.
Porque no soy tu demonio o tu ángel,
soy yo misma.
Soy tu voz, soy mi voz.
Una voz nueva.
Y yo no voy a recordarte nada,
porque vos misma tenés que tener las fuerzas para querer recordar las penas que querés llorar.
No es un trabajo mio;
vos forzate a llorar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario