A lo máximo que llegó tu fuerza para retenerme,
fue a decirme adiós.
A decirme adiós,
y yo que me sentí una estúpida por creerte otra vez.
Una idiota,
una humillante versión de mí
que te amaba,
y que por ese amor
volvía a ser estúpida.
Y que por ese amor,
siempre te creía.
Y que por ese amor,
te amaba.
Y que por ese amor,
siempre te escuchaba,
y buscaba tu compañía,
sea como fuese.
Aun si querías otro cazador para mí.
Yo quería morirme.
¡ No eran tus labios,
no era tu boca!
¡ No te estaba besando!
Y me quería morir.
Me entregaste a otro cazador,
cuando yo hubiera muerto por tu bala;
y me fui.
Me fui
porque me matabas.
Porque siempre fui una idiota
que por amor, te creía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario